Primero los asesinos detonaron sus bombas, luego ZP afirmó que "tenía esperanza prudente", una esperanza que los terroristas le pagaron con otras cinco bombas. Y eso solo en el plano interior, porque para colmo de males, el aliado más errático de este gobierno, el Comunista Castro ha arremetido esta semana contra Europa, España y lo que es novedoso, el PSOE.
En otras circunstancias, quizás al principio de la Legislatura, que Zapatero peca de iluso, pero y no. La esperanza infundada, reiterada demasiadas veces en el caso del Presidente, hace pensar dos cosas muy a mano. Bien que es tonto de remate, y que se puede tropezar varias veces sobre la misma piedra, bien que es absolutamente incapaz de discernir otro método de hacer las cosas, otro modus operandi.
Sea como sea, nada de esto es satisfactorio. Ni presentable, porque no se puede apoyar tan abiertamente a un régimen que los demás (valoradísimos) socios europeos condenan, y que encima éste te pague con la moneda del desprecio. Lo mismo le pasa con Marruecos, Argentina, Venezuela... No escarmienta, Zapatero. No lo hace porque tampoco le interesaba. Hasta hace bien poco ha sacado mucho partido a esta política de rendición preventiva.
El rédito simplemente debido a su "talante", comparado al de la "derechona". El pueblo español se dejó engañar entonces, pero poco a poco despierta de su letargo, de una anestesia que algunos atribuían a la Cadena SER, pero que era más bien consecuencia de los horrorosos atentados del 11-M. Me atrevo a decir que Zapatero está probando su propia medicina: si los españoles no se sienten seguros por los ataques de ETA, como no se sintieron seguros por el 11-M, no sería de extrañar que cambien de gobierno.
Y nadie en la Moncloa se preocupa por meter a estos asesinos en la cárcel.
Saturday, December 10, 2005
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