Y colorín colorado este cuento se ha acabado. Probablemente estas líneas correspondan a la crónica de una muerte anunciada, pero no por ello deja de ser dura para el aficionado blanco y sorprendente para el gran público a tenor de las inversiones realizadas en pretemporada.
En Londres se vivió el último capítulo de la historia de un equipo de galácticos que desde su reconversión de club de fútbol más laureado del mundo a principal empresa española, no ha hecho más que estrellarse con su nave en todas las competiciones por las que ha "navergado".
Un Arsenal liderado por un maravilloso Henry, un genial Cesc y un sorprendente Hleb aprovechó la pájara del Real Madrid en el estadio Santiago Bernabéu y sólo con eso le bastó para dejar de nuevo a los madridistas en el lugar de equipos mediocres. 0-0 al final en un partido en el que el Madrid estuvo muy aplicado en defensa y muy desacertado en ataque, con llegadas que no transmitían peligro (salvo excepciones) y con un Ronaldo que ya espera a que le abran la salida de arrepentidos para hacer su fútbol en otro lugar (probablemente de nuevo en Italia).
Desde ahora y hasta mayo, el único y máximo objetivo del Real Madrid es quedar segundo en la Liga y así poder clasificarse directamente para la Champions League sin tener que pasar por esa tan molesta ronda previa de agosto que tanto trastoca los planes de pretemporada de los equipos y pone en riesgo el resto de temporada regular.
Lo cierto es que llega el momento de sentarse, reflexionar y pensar qué es lo mejor para el club. Lo que está claro es que este verano ha de producirse una importante "limpieza" en el vestuario merengue. Pero no hay que quedarse ahí, para que eso cuaje, por ÉTICA madridista, hay que convocar elecciones. Si Fernando Martín quiere ser el presidente del cambio, ha de ganarse el puesto en la urnas, presentando exhaustivamente su proyecto deportivo e institucional, no quedándose en vagas ruedas de prensa. Esperaremos acontecimientos.
Mientras, el máximo rival, a lo suyo. El Barcelona sigue imparable. De mantener este nivel, pocos podrán impedirle conseguir su tan ansiada segunda Copa de Europa. El martes demostraron, por si quedaba alguna duda, que están muy por encima del que muchos han calificado como mejor plantel del mundo, el Chelsea. En ningún momento de la ida (por mucho que Mourinho proteste la expulsión de Del Horno), ni de la vuelta los "blues" dieron sensación de poder "hincarle el diente al Barça". Habría que destacar a dos jugadores, claves en el resurgir de este nuevo Barça. Uno es Deco, que con su trabajo resulta mucho más que imprescindible en el conjunto blaugrana. El otro todos sabemos quién es: Ronadinho. Una vez más apareció en el momento clave, donde los grandes jugadores se diferencian del resto. El empate de Lampard en el descuento y de penalty injusto quedó como una mera anécdota.
Y por otro lado tenemos al Villarreal, cuyo mérito es tremendo. El hecho de que una localidad como la castellonense pueda presumir de tener a su equipo en los cuartos de final de la Liga de Campeones es algo sin precedentes en la historia el fútbol europeo y de lo que el fútbol español debe estar más que orgulloso.
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