FICHA: Director: John Singleton. Intérpretes: Mark Wahlberg, Tyrese Gibson, André Benjamin, Garrett Hedlund, Terrence Howard, Josh Charles. Drama. Estados Unidos. 2005. UIP. 109 min.
FOUR BROTHERS
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José Luis Panero
Vuelve el drama con moraleja particular sobre el sentido de la venganza y la justicia de la mano de John Singleton, que hace creíbles los sentimientos de unos personajes en el ocaso de la sensibilidad.
Después del asesinato de Evelyn (Fionnula Flanagan), su madre adoptiva en un atraco, los hermanos Mercer —el impulsivo Bobby (Mark Wahlberg), el seductor Ángel (Tyrese Gibson), el padre de familia y hombre de negocios Jeremiah (André Benjamin), y el roquero duro Jack (Garrett Hedlund)— se reúnen de nuevo para aclarar su muerte. Ya en la pista del asesino no tardan en darse cuenta de que su habitual comportamiento tiene nuevas consecuencias y descubren que a los cuatro hermanos les une algo más poderoso que la sangre. El filme, basado en el western de Henry Hathaway y protagonizado por John Wayne, The sons of Katie Elder, de 1965, no se trata propiamente de un un remake, y el director ha modernizado la historia y la acción se desarrolla en el Detroit de nuestros días.
John Singleton es ciertamente un director con talento, a pesar de que su pericia se desarrolla más en los aspectos técnicos de la película. Sus escenas de acción son genuinamente tensas, agresivas, y algunas de ellas ciertamente espectaculares como la persecución durante una tormenta de nieve o el asalto a la casa de los Mercer. Pero su faceta como narrador es menos precisa. El tono de la película apenas varía, aunque se producen algunos giros bruscos. Se pasa de una violencia perturbadora a un humor a veces forzado, pero de resultado excelente, y que sirve para aliviar la carga dramática. Las mujeres en la película representan la calma, la serenidad y el orden, en oposición al mundo gris que envuelve a la historia.
El trabajo de dirección de actores es bastante correcto, y las interpretaciones resultan más que convincentes. El despiadado Bobby (Mark Whalberg) es el protagonista indiscutible, y cada uno de sus hermanos tiene el peso específico necesario para que la estructura argumental no quede desequilibrada. Los villanos son bastante genéricos, como corresponde a una producción de estas características. Y para muestra, la interpretación del notable actor Chiwetel Ejiofor (Victor Sweet).
Cuatro hermanos contiene los elementos habituales de una película del oeste, lo cual implica algunas dosis de inverosimilitud. Con todo, la película es entretenida, va directa al grano sin perder el tiempo, y siempre avanza la narración y el crecimiento y desarrollo de cada uno de sus protagonistas. La puesta en escena es impecable —muy del estilo de John Ford— y los diálogos son vivos y ágiles. La cinta es ruidosa y Singleton visualiza la violencia sin cortapisas ni temores, pero funciona bien como entretenimiento, y ofrece un mensaje social sobre la tolerancia étnica y la hermandad (literalmente) racial.
Además, Cuatro hermanos arroja una visión distinta sobre la familia, sobre la encrucijada humana de elegir entre el pecado o hacer el bien, e incluso una interesante correspondencia con la trascendencia.
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