La pseudo-resistencia que está llevando este pseudo-gobierno hacia el Estatuto de Cataluña va a pasarle factura a Zapatero más que todo lo que la COPE o la oposición hayan podido hacer por derribarle.Y es que cuando se hace una campaña electoral, hay que medir con regla hasta el más fútil de los recuerdos, porque las palabras de la gente corriente sí se las lleva el viento, pero no las de un hombre tan destinado a meter la pata como ZP. Un hombre que, recordemos, prometió que iba a aprobar el estatuto "como viniera". Evidentemente, Maragall picó, y por lo visto, Carod también.
Sudando la gota gorda por convencer. Foto: Elmundo.es
Ya se me venir, claro: Carod ya está dándose cuenta del tipo de aliado que está manteniendo en la Moncloa. Un hombre que dice "sí a todo" que piensa "sí a un poco" y que termina obrando un "sí a nada", porque la propuesta de Zapatero es un "está", un estatuto cortado por la mitad -perdonen ustedes la rima-.
Esto a corto y medio plazo puede significar una serie de problemas legislativos para el pseudo-gobierno de Zapatero, como la complicación de los próximos presupuestos, el rechazo de la LOE cuando el Senado la devuelva al Congreso de los diputados... y más o menos cualquier iniciativa que se tome medianamente en serio el PSOE.
Zapatero se está quedando sin amigos en una España que le es más y más hostil en cuestión de semanas. Que si Ibarreche amenaza con otro plan, que si los catalanes, que si los gallegos... Un tren, si se dan cuenta, que va camino de descarrilar.
No sería pues de extrañar que una nueva encrucijada se abriera en el gobierno. Una encrucijada que lleve a este pseudo-gobierno sin programa a buscar aliados más sólidos, entre nacionalismos más moderados como el que hasta hace poco profesaba CiU. De lo contrario, ZP seguirá como hasta ahora: solo e inseguro
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