España se nos seca, y no parecemos darnos cuenta de que eso va a ser nuestra ruina. A toro pasado, evidentemente, no sirve llorar, pero ya podemos aprovechar el periodo para reflexionar detenidamente.
Esto podía haberse previsto, podía haberse evitado, si uno solo de los gobiernos de nuestra democracia se hubiese molestado en hacer un pantano más. 25 y más años sin hacer una sola obra pública en ese sentido. Un aplauso a la clase política...
Si Suárez, González o José María Aznar se hubieran molestado en hacer un plan creíble para la hidrografía de España, no estaríamos aquí lamentándonos de otra sequía, pero esto es lo que hay. El Plan Hidrológico Nacional se hizo tarde, tan tarde que fue lo primero que Zapatero destruyó según entró por las puertas de la Moncloa. Evidentemente, no se podía satisfacer las necesidades de los socialistas Aragoneses, ni de los nacionalistas catalanes, pero lo que dice Mariano Rajoy no admite discusión porque establece hechos, no hipótesis: el Ebro tira al mar millones de litros al año, agua que no se aprovecha ni en Aragón, ni en Cataluña.
En cambio, siempre se levantan ampollas cuando la gota fría llega a Barcelona todos los otoños, sin excepción. El Ebro, que yo sepa, no se ha desbordado, pero al paso que vamos en obra de infraestructura, no les garantizo yo que eso no vaya a pasar.
Espero que el ridículamente bautizado plan A.G.U.A. funcione, porque sino España se nos va a secar, ya se nos está secando. A la pasividad de los gobiernos anteriores, hay que sumar la ineptitud del actual... Y es que a veces las buenas intenciones no bastan para hacer frente a algo tan serio como el problema climático, que en España se traduce a la desertización. Es como el tema de la "Alianza de Civilizaciones", que ni se sabe de donde sale, ni se sabe adonde va. Bueno, salir, sale de la chistera de Zapatero, pero premio al que sepa adónde nos quieren llevar con eso. Puro window dressing...
Miguel Vinuesa
Saturday, September 24, 2005
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