Al fin los políticos nos van a dejar respirar. Tras los últimos actos de edificante civismo, la verdad es que hay que dar gracias a Dios. Si la Carrió tiene siempre "argumentos de peso", la verdad es que los peronistas se cargan de "solidaridad" para ganar las elecciones... ¿Se dan cuenta? Viene siendo así, el mismo juego desde que tenemos democracia.
También podríamos argumentar que el hecho de que el Senador Caffiero lleve afincado en su asiento más o menos desde la época de Perón es una clara muestra de inmovilismo. Algunos aseguran que lo vieron en el Cabildo abierto de 1810, de jóven. Seguramente, entonces, ya dirían aquella frase que tanto le gusta repetir a un amigo y que atribuye al mismo Coronel Perón: "es buen pibe pero se queda con los vueltos". Él sabrá lo que hace con su conciencia...
Pero el caso es que la política no puede ser inmovilista. No podemos decir que el inmovilismo haya sido la característica del ejecutivo en los últimos mandatos. Me refiero a las pocas horas de gobierno de Rodríguez-Saa, por ejemplo. De esos días recordarán un grito coreado por las turbas "Que se vayan todos". Pues bien, yo creo que, más que en De la Rúa, más que en Ménem, probablemente muchos pensaban en gente como esta.
Legisladores, Senadores, gente que puede llegar a eternizarse en su pequeña pero firme parcela de poder, y que ha generado, más que una desconfianza en el gobierno, una desconfianza en el propio sistema democrático en la Argentina.
Si no se pone remedio a esto, esto es, y en pocas palabras, si no se devuelve la confianza a la gente en su República, puede que un día un militar o un Bin Laden o un Comandante Marcos decidan que le llegó a hora a esa "democracia", y les levanten de sus asientos de mala manera. Y el primer paso para eso, más aún que la educación, es empezar a recrear el sistema desde dentro y con un planteamiento honesto.
Miguel Vinuesa
Saturday, October 22, 2005
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment