Cuanto más escucho al Presidente Kischner, más me convenzo que de el final no está lejos. Empieza a ser una constante demasiado sospechosa en los ámbitos de la gauche globale, la Siniestra mundial, si prefieren, que me aterra. Hablo de la desintegración del estado como ni siquiera los Soviets podían haberla concebido, es decir, desde dentro.
Y no es por pesimismo, ni siquiera eso a estas alturas, es por el incansable propósito de remover los hechos traumáticos de un país. Léase Malvinas o la dictadura en la Argentina, la Guerra civil en España, y llegarán al extremo del Tercer Reich en Alemania, si alguna vez vuelve a gobernar el SPD.
Una constante en buscar el "revisionismo", ocultos bajo la máscara de la "moderación", del "asunto de estado", con el propósito de aniquilar cualquier oposición y de reescribir la historia a su propio favor. Y todo ello se hace de una sencilla manera: recoga un personaje histórico muerto -o no- en circunstancias más o menos heróicas -o no- y transformarlo en un mártir de la causa. Así, sin temor a faltar a la verdad, conseguiremos una sociedad completamente embrutecida, que nos vote sin pensarlo dos veces.
Puede parecer un planteamiento exagerado, pero no tanto. Sobre todo a tenor de estos personajes mencionados, que se dejan agasajar, y se convierten en instrumentos plenamente conscientes de una manipulación histórica inaceptable en su momento, pero que de no ser públicamente rechazada, puede significar una alteración significativa de la verdad. Decir, por ejemplo, que Don Santiago Carrillo no es un asesino, no es matizar, es ser un embustero.
En este contexto, debemos defender una defensa de la historia, y de la cultura por extensión, de sectores ajenos a la izquierda. Quizás en comunión, aunque no encontrarán en mi punto de encuentro, lograr despolitizar la cultura y devolverla a su pedestal de manifestación intelectual de las sociedades. Solo así podemos evitar estas manipulaciones. Porque nos merecemos saber las cosas tal y como son, no como unos hubieran querido que fueran.
Miguel Vinuesa
Saturday, March 25, 2006
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1 comment:
Miguelito,estamos de acuerdo. El zurdaje sabe que puede tratarnos de estúpidos a todos con la desinformación. Yo estoy más que harto de las mentiras que dicen todos sobre los años 70, e incluso me parece una estupidez discutir cosas que pasaron hace 30 años y cuyos protagonistas centrales o son unos viejos chochos, o son empresarios (del comercio o de la política) que hace mucho que se olvidaron de sus ideas revolucionarias pero cuya falta de escrúpulos sigue intacta. Te recomiendo un libro "La otra parte de la verdad" de Nicolás Márquez. El pibe se va de boca y hay muchos adjetivos que suprimir... pero muestra datos que son IMPRESIONANTES, y vale la pena leerlo.
Un abrazo trasatlántico...
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