La argentina sigue avanzando, semana tras semana, por lo que vemos, en su irrefrenable viaje hacia la integración completa en América Latina, en el peor de los sentidos. Un sentido en el que los más torridos cuentos de realismo mágico, con mucho de realismo y poco de mágico, son la realidad del país, y que se resume en una palabra: miseria.
Para Kischner, no se puede caer más bajo. Comprar el voto? Lo denunciaría. Hermosas e hipócritas palabras de un hombre que sigue a su odiado mentor hasta las últimas consecuencias. La relación del Presidente con Duhalde nunca fue tan distante, pero nunca se parecieron tanto.
Duhalde, aquel "mafioso de poca monta" que controlaba las villas del conurbano, y al que tantos dedos apuntan como el auténtico coordinador de los saqueos de 2001, ha logrado que su discipulo sea exactamente como él, pese a lo cual se permite el lujo de reprocharselo.
Y es que el PJ tiene el terrible complejo de haber perdido a Evita, y lo lleva arrastrando durante décadas. ¿Quién proveerá a los "humildes" (lo siento, me encanta el eufemismo) de electrodométicos? Nosotros...
Es simplemente surrealista, y por eso aludía al realismo mágico, que un hombre que regalaba zapatillas durante sus actos venga ahora a rasgarse las vestiduras porque alguien de su propio partido, y con el dinero del contribuyente, por cierto, regale electrodomésticos.
A mi no me parece mal que el "humilde" tenga su lavarropas nueva, ni que la venga por un quintal de choripanes. Me da igual. Lo que me aterra es que Kischner cree una mentalidad en el conurbano en la que nadie es capaz de subsistir por sí mismo, y que necesita de su caudillo, de su rey. Que, por tanto, Kischner quede designado "rey de los gronchos" de por vida. Él, que entiende las necesidades de esta nueva plebe del Siglo XXI, hambrienta de pan y circo, y que ningún autor latinoamericano ha descrito con la escabrosidad real de esta sociedad.
Miguel Vinuesa
Saturday, October 08, 2005
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