El estatuto de la discordia para muchos o la reforma del entendimiento, según la Vicepresidenta del Gobierno Maria Teresa Fernández de la Vega al expresar que el Estatuto nace del consenso de todas las fuerzas políticas catalanas menos el PP, se prepara para viajar hasta Madrid, donde le queda un arduo camino para poder ser aprobado.
Su constitucionalidad puesto que la carta autonómica expresa que Cataluña es una nación no es compatible en primer lugar con la Constitución de 1978 al referirse ésta a la Nación española. Otros puntos como el propio sistema fiscal, el autogobierno o las totales competencias en justicia no solapen a la constitución y algunas de las leyes orgánicas previas que establecen los límites de las competencias autonómicas.
Algunos hablan de egoísmo para referirse a este estatuto que tiene como objetivo un estado catalán futuro previo autogobierno. Valencianos y baleares, dos de los grandes “países” de lengua y cultura catalana que consideran parte de Cataluña los nacionalistas e independentistas de Barcelona, estiman que el Estatuto de la “discordia” hace de España un país a dos velocidades dónde quedan claros los intereses particulares frente a los estatales.
El Estatut acentúa sin duda aún más las tensiones nacionales entre unos españoles y otros. Por esta razón, el paso del joven Estatuto por el Senado y el Congreso será muy complicado y si saliese sería con amplias modificaciones para evitar cualquier roce de inconstitucionalidad que presente.
Pero el Estatuto por supuesto que saldrá, sin lugar a dudas, Zapatero necesita que este documento se apruebe para seguir en el Gobierno, puesto que sino perdería el apoyo de ERC y los nacionalistas gallegos y se podría ver forzado a una moción de censura o unas posibles elecciones anticipadas.
El Estatuto tendrá que pasar por el aro de la Constitución puesto que a Zapatero no le interesa una modificación de la misma que conllevaría un pleisbicito y nuevos comicios. Por otro lado este estatuto será como Barcelona quiere porque de él depende el futuro de Zapatero en el gobierno. Es su salvoconducto de vida o su pena de muerte, dos posibilidades políticas que no admiten medias tintas. Estatuto por desgracia sera una realidad.
A.J.
staff writer
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