Que la justicia en España es de risa, no es nada nuevo. Ya lo supimos cuando el etarra De Juana Chaos estuvo a punto de ser librado de la cárcel. Técnicamente había pasado un año en prisión por cada asesinato. Enhorabuena, señorías. Pero el caso se repite, y esta vez anunciado a bombo y platillo, con los terroristas de la célula que planeó el 11-M.
Ni más ni menos que 27 años para el acusado de ser el responsable, Abu Dadah, de más de 74 mil que se pedían. Menos mal que el fiscal había pedido sentencias ejemplares. Aún más suerte tiene otro terrorista, Chebli, que de los mismos años que se pedían, pasará sólo siete al fresco.
La mayoría de los que el tribunal ha encontrado culpables, de hecho, no ha sido condenado ni a 10 años de cárcel por su implicación, y no sueñen con que esas penas se van a cumplir íntegras. En menos de lo que canta un gallo a estos se les ha concedido el tercer grado, y probablemente tendrán sus privilegios en la cárcel. Así tratamos en España a los terroristas. Porque no tenemos ganas de luchar contra el crímen.
Los fiscales pueden clamar por "condenas ejemplares" todo lo que quieran. Mientras los jueces sigan siendo un designio político, como lo son ahora, aquí no cambia nada. En eso no se ha avanzado nada desde el Franquismo: el juez no oposita, se le nombra. Podemos tirarnos muchas flores en política, celebrar mucho la democracia, pero que no me vendan que la Justicia en España se arregla con "jueces de proximidad" o "juicios rápidos". Yo no quiero que me juzguen en dos sesiones, ¡quiero la condena que corresponda al crimen que cometo!
Así que, visto lo visto en condenas antiterroristas, háganse a la idea de que tras el 11-M seguimos siendo el eslabón más débil en Europa. Si Al-Qaida quiere seguir matando, en España lo tiene fácil, muy fácil.
Miguel Vinuesa
Saturday, October 01, 2005
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